Por el mes de Diciembre de este año de 1468 murió el Duque de Medina-Sidonia D. Juan Alonso, dejando por heredero de sus Estados y título a D. Enrique su hijo, habido con su esposa Doña Isabel de Meneses, y a fines del siguiente ( 1469 ) falleció en la villa de Marchena el Conde de Arcos D. Juan Ponce de Leon, dejando asegurado en la sucesión de su casa a su hijo D. Rodrigo.
La situación política de los reinos de Castilla y de nuestra ciudad, Sevilla, parece que debiera haber mejorado a resultas de estos acontecimientos: sin embargo, no fue así. La base legítima sobre que descansaban los derechos de la princesa Doña Isabel al trono de Castilla, despertó la atención de algunos príncipes extranjeros.
Un hermano del Rey de Inglaterra, el duque de Guiena, hermano de Luis XI de Francia; el Rey de Portugal y el infante Fernando, hijo del de Aragón, y primo de Doña Isabel, quien le estimaba sobre todos sus pretendientes. La actitud que tomaron todos estos príncipes, formó la borrasca que no mucho despues se desencadenó sobre el reino de Castilla, a resultas del matrimonio que en 19 de Octubre de 1469, celebraron en Valladolid la princesa heredera de los reinos de Castilla, y el principe que lo era de los Estados de Aragón.
En tanto que Castilla era, a sus resultas, teatro de la anarquía y de la guerra civil, en Sevilla volvían a reproducirse los desórdenes y violencias que suscitaban con harta frecuencia y aprovechando todas las ocasiones favorables, las irreconciliables casas de Arcos y Medina-Sidonia. Porque a todos aquellos escándalos acaecidos en este tiempo, sobrepujaron los que acontecieron en Sevilla entre el Duque D. Enrique de Guzman, y el Marqués de Cádiz , D. Rodrigo Ponce de Leon.
Porque eran el Duque de Medina-Sidonia y el Marqués de Cádiz los dos más grandes caballeros opulentos señores de toda Andalucía, y tanto que parecía sometida al prestigio de su nombre y a la influencia de sus armas y riquezas.